Pedro José Pidal

Pedro José Pidal

letra g

Elección

25 de Febrero de 1847

Toma de Posesión

1 de Enero de 1847

Fallecimiento

28 de Diciembre de 1865

Pedro José Pidal

Académico de número

Villaviciosa (Asturias), 1799-Madrid, 1865

El 25 de febrero de 1847 llegaba al sillón g de la RAE el político, abogado y escritor Pedro José Pidal y Carniado, primer marqués de Pidal, que había sido admitido como honorario cuatro años antes, el 21 de diciembre de 1843. Con él se inaugura la presencia del apellido Pidal en la RAE, tan importante en la historia de la institución, de la que también formaron parte sus descendientes los célebres académicos Alejandro Pidal y Mon, Luis Pidal y Mon, Ramón Menéndez Pidal y Juan Menéndez Pidal.

Nacido en Villaviciosa (Asturias) el 25 de noviembre de 1799, el primer marqués de Pidal se licenció en Leyes y Cánones por la Universidad de Oviedo en 1822. Ese mismo año se trasladó a Madrid, donde compaginó su trabajo como abogado en el bufete del renombrado jurisconsulto Cambronero con la vida política y literaria. Comenzó a publicar artículos en el periódico El Espectador, donde dio a conocer algunas de sus poesías como A la guerra de Cataluña (1822), A la libertad de España (1823) o Epístola a Fabio (1823). Como poeta, colaboró también en el Ateneo de Madrid, junto al también poeta y académico Alberto Lista.

Tras el retorno del absolutismo en 1823, Pidal se ocultó durante cinco años en Andalucía; primero en Cádiz y después en el Puerto de Santa María, donde continuó escribiendo poemas. En 1828, tras pasar unos días en la cárcel de Oviedo, volvió a Villaviciosa (Asturias). Durante los cinco años que permaneció en Villaviciosa, Pidal emprendió toda una serie de trabajos e investigaciones junto con su compañero y amigo el erudito José Caveda, sirviéndose de los materiales históricos, arqueológicos y folclóricos de la biblioteca del erudito.

Tras aquellos años solitarios y abandonada la pátina liberal, el pensamiento de Pidal comenzó a tomar un cariz cada vez más moderado. En palabras del académico Alonso Zamora, «Toda la vida del primer marqués de Pidal está guiada por su sentido católico y su acendrado tradicionalismo, aunque en su juventud tuviera veleidades liberales» (La Real Academia Española, 1999, p. 269).

En 1834, tras la muerte de Fernando VII, Pidal abandonó su retiro en Villaviciosa y se embarcó en la vida política; ese mismo año fue alcalde mayor de Cangas de Narcea (Asturias) y en 1837 fue nombrado juez en Villafranca del Bierzo (León) y en Lugo, así como oidor de la Audiencia de Pamplona. En 1838 fue nombrado fiscal del Tribunal de Cuentas del Reino, lo que supuso su traslado definitivo a Madrid; ese mismo año fue diputado por Asturias y comenzó a dirigir y a escribir en la Revista Madrid (1839-1841). En 1844 fue nombrado ministro de Gobernación, hasta 1847, y fue ministro de Estado en varias ocasiones (1848-1851 y 1856-1857), en las que favoreció, como embajador de España en Roma (1857), la armonización de las relaciones con el Vaticano y la redacción del correspondiente concordato. Ya al final de su vida, en 1864, el gobierno lo nombró senador vitalicio y la reina Isabel II le otorgó el Toisón de Oro.

Además de miembro de la RAE, Pidal lo fue de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación (1841), de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (1845) y de la Real Academia de la Historia, de la que fue director durante tres años (1852-1855).

Su obra ha transitado por distintos géneros; desde la poesía de su época juvenil, hasta los ensayos de derecho e historia del derecho o los estudios de crítica literaria. Algunas de sus publicaciones fueron muy elogiadas, como Historia del gobierno y legislación de España (1841) o Historia de las alteraciones de Aragón en el reinado de Felipe II (1862 y 1863, 3 vols.). Sus estudios se recopilaron en dos tomos de la Colección de Escritores Castellanos de Menéndez Pelayo (1890).

Pedro José Pidal, primer marqués de Pidal, murió en Madrid el 28 de diciembre de 1865, tras dieciocho años en el sillón g de la RAE. Sin embargo, su apellido siguió resonando, con fuerza, en la historia de la Real Academia Española.

Leer biografía completa Ocultar biografía
cerrar

Buscador general de la RAE