Leopoldo Augusto de Cueto

Leopoldo Augusto de Cueto

letra J

Elección

11 de Abril de 1857

Toma de Posesión

14 de Marzo de 1858

Fallecimiento

20 de Enero de 1901

Cargo

Tesorero

Leopoldo Augusto de Cueto

Académico de número

Cartagena (Murcia), 1815-Madrid, 1901

El 14 de marzo de 1858 tomaba posesión de su plaza de académico el diplomático y crítico literario Leopoldo Augusto de Cueto, marqués de Valmar, con un discurso dedicado a la obra de su predecesor en la silla, Manuel José Quintana: Juicio crítico de Quintana como poeta lírico. El académico Antonio Alcalá Galiano fue el encargado de darle la bienvenida a la RAE.

Nacido en Cartagena (Murcia) el 16 de junio de 1815, el marqués de Valmar fue una personalidad relevante de la crítica y la erudición, pero fue también un destacado diplomático. Doctor en Jurisprudencia por la Universidad de Sevilla, en 1835 se trasladó a París como agregado de la embajada española. En 1840 fue nombrado secretario de la embajada española en La Haya y en 1844 secretario de la de Lisboa. En 1847 fue enviado a Copenhague como encargado de Negocios de la embajada, y en 1850 a Washington como ministro plenipotenciario, «donde defendió con energía y tacto los intereses españoles en las Antillas, tan codiciadas por la confederación norteamericana» (La Real Academia Española, p. 156) y logró que los Estados Unidos no intervinieran en los asuntos de la isla. Aquello le valió la concesión de la gran cruz de Isabel la Católica. Fue también ministro plenipotenciario en Viena y Múnich, y a su regreso a España fue nombrado consejero de Estado por Isabel II, el 12 de septiembre de 1863, y senador vitalicio, el 30 de diciembre de 1864. Tras la Revolución de 1868 y el exilio definitivo de Isabel II, se alejó de la política para dedicarse de lleno a sus labores literarias. En junio de 1877, como consecuencia a su fidelidad y apego por la monarquía borbónica,  Alfonso XII le distinguió con el título nobiliario del marquesado de Valmar. Tres años después, en 1880, el recién nombrado marqués se retiró definitivamente de la carrera diplomática.

Además de su labor como político y diplomático, Leopoldo Augusto de Cueto escribió poesías y artículos de crítica literaria y artística en las revistas El Orbe, El Piloto y El Laberinto. Ocupó también distintos cargos en instituciones culturales; fue secretario general del Liceo Artístico y Literario en 1839, miembro del Ateneo de Madrid desde 1840, miembro fundador de la Sociedad General de Autores y académico de número de la RAE, desde 1858, y de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, desde 1867. En la RAE fue también tesorero, desde el 5 de diciembre de 1861 hasta su muerte, en 1901.

En el ámbito literario, el marqués de Valmar destacó como un agudo comparatista por sus rigurosos trabajos sobre las cantigas de Alfonso X el Sabio y sobre los poetas dieciochescos españoles, que aglutinó en su aplaudido Bosquejo histórico de la poesía castellana en el siglo XVIII (1869). Su monumental edición de las Cantigas de santa María, publicada por la Academia en 1889 y reeditada en 1990, supuso un alarde de erudición y de trabajo. Pero Cueto escribió también leyendas y cultivó el teatro con cierto éxito; publicó Doña María Coronel (1844) y dejó inacabada una tragedia sobre Cleopatra.

Leopoldo Augusto de Cueto murió en Madrid el 20 de enero de 1901, tras cuarenta y tres años en el sillón J de la RAE. El comediógrafo Salvador María Granés le dedicó estos agudos versos en su libro Cabezas y Calabazas (1880, p. 49), por cuyas afiladas páginas desfilaron otros muchos académicos:

«Escritor fino y discreto,

dio en la manía vulgar

de ser marqués de Valmar,

llamándose Augusto Cueto.

Sueños de vanidad locos,

que necesitan los hombres duchos;

porque marqueses hay muchos  

y Augustos Cuetos hay pocos».

 

 

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