Enrique Aguilera y Gamboa (electo, 1918)

Retrato de Enrique Aguilera Gamboa, marqués de Cerralbo (1845 - 1922) por Alfonso Ciarán, 1914. © Biblioteca Nacional de España (BNE)

letra R

Elección

9 de Enero de 1918

Fallecimiento

27 de Agosto de 1922

Enrique Aguilera y Gamboa (electo, 1918)

Académico de número

Madrid, 1845-1922

El 9 de enero de 1918 era elegido académico el arqueólogo e historiador Enrique Aguilera y Gamboa; sin embargo, al igual que su antecesor José Canalejas, el marqués de Cerralbo nunca llegó a ocupar su asiento en la RAE.

Nacido en Madrid el 8 de julio de 1845, Aguilera y Gamboa era un «noble de la vieja cepa, rico, respetado, en su acera, en la de enfrente y por los del arroyo» (La conversación amena, 1924, p. 8). Grande de España, su familia estaba entroncada con la de los fundadores de la RAE, los marqueses de Villena.

Enrique Aguilera se licenció en Filosofía y Letras y Derecho en la Universidad Central de Madrid y militó, desde 1869, en el Partido Carlista como representante del nuevo carlismo. Fue la cabeza visible del partido como delegado de Carlos de Borbón (1890-1898) y llevó a cabo, durante su mandato, la reorganización y modernización del partido, que le valieron, por su dedicación y sus logros, el nombramiento de caballero de la Orden del Toisón de Oro. Fue también diputado en varias legislaturas y presidente de la Junta Nacional Tradicionalista en 1913. El marqués de Cerralbo, además de participar activamente en la política de España, lo hizo a través de publicaciones periódicas y artículos en distintos medios conservadores y tradicionalistas de la época.

Pero, más allá de su actividad política, la verdadera pasión del marqués de Cerralbo fue la arqueología y la historia del arte. Coleccionista compulsivo de objetos de arte, financió y llevó a cabo numerosas excavaciones, como la de Ciempozuelos, Segóbriga o Torralba, y fue atesorando una importantísima colección de piezas que legó, tras su muerte, a distintos museos nacionales, como el Museo Arqueológico Nacional o el Museo Nacional de Ciencias Naturales. Asimismo, convirtió su palacio familiar en un espléndido museo y, amén de las piezas de arte, albergó una riquísima biblioteca de más de diez mil volúmenes que llegó a ser la más nutrida de su tiempo en fondos de temática arqueológica y numismática. Albergaba, también, libros de literatura, historia, religión, derecho, geografía, política, viajes, guías de museos, historias generales de los pueblos y libros raros.

Su palacio, hoy convertido en museo, fue también el lugar de encuentro de la flor y nata de la sociedad española de finales del siglo xix. Su fachada clasicista y su diseño interior ecléctico, influenciado por el arte italiano y francés, albergaron en su día las más exclusivas fiestas y veladas literarias y musicales de la capital, a las que acudían artistas y políticos de todo signo, así como escritores, nobles, burgueses y aristócratas.

El marqués de Cerralbo, que disfrutaba de largas temporadas en su residencia de verano en Santa María de Huerta (Soria) dedicado a la cría de caballos, a la poesía y a la investigación histórica, murió en Madrid el 27 de agosto de 1922.

Como legado, Aguilera y Gamboa donó al Estado el palacio por el que tanta vida había bullido para que fuera convertido en museo, con sus más de diez mil libros erguidos en los estantes, con las piezas de arte tan esmeradamente escogidas; con las huellas, aún, de las fiestas y veladas literarias y musicales. El Museo Cerralbo, en el número 17 de la calle Ventura Rodríguez (Madrid), abrió sus puertas al público por primera vez en 1924, dos años después de la muerte del marqués. Por sus salas se siente todavía la algarabía de los días dorados del palacio.

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